El destino de Salvador Sánchez fue salir de la pobreza, trascender, tocar la gloria y escribir una de las páginas de oro del boxeo mexicano, y luego abandonar este mundo de manera vertiginosa una madrugada de agosto de 1982
Se trataba, decían, de un cubano que fue a Estados Unidos a traficar y que, al final, fue buscado y perseguido por todas las corporaciones policiacas de aquel país